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Síntomas
Según nuestra experiencia, la incapacidad de la persona para vivir relaciones sanas con los demás y gestionar de modo saludable sus propios sentimientos está en la esencia de la adicción.
Por esta razón, la adicción se traslada a la familia de manera exponencial y podemos decir que cada adicto afecta de media al menos a cuatro de sus familiares, cambiando la relación que existe entre ellos con diversas actitudes y emociones negativas, que comparten con el adicto e impiden – en mayor o menor medida, según cada caso – su recuperación:
NEGACIÓN:
Paciente – Lo dejo cuando quiero. No tengo ningún problema
CULPABILIDAD:
Paciente – Soy un fracaso, pierdo siempre en mis intentos de dejarlo…
VERGÜENZA:
Paciente – Decepciono a quien confía en mí. No puedo pedir ayuda…
ANSIEDAD:
Paciente – Tengo que hacer algo más, consumir más, consumir menos…
SOLEDAD:
Paciente – Nadie puede entender qué me pasa, ni siquiera yo lo entiendo…
CODEPENDENCIA:
Paciente – No puedo parar de manipular para conseguir lo que quiero y necesito…
DESEO DE CONTROL:
Paciente – Solo tengo que dejar la cocaína en la semana. Si ella me acompañara a las fiestas yo no me emborracharía.
IMPOTENCIA:
Paciente – Nada de lo que intento hacer funciona. No puedo dejar de consumir…
NEGACIÓN:
Familiar – Nuestro familiar no tiene ningún problema o es pasajero y controlable
CULPABILIDAD:
Familiar – Qué hemos podido hacer para que esté así o qué podemos hacer para que cambie.
VERGÜENZA:
Familiar – Escondemos las actitudes y consecuencias de mi adicción o de la adicción de nuestro familiar.
ANSIEDAD:
Familiar – ¿Qué debería hacer y qué no debería hacer?. ¿Y si…?
SOLEDAD:
Familiar – No puedo contar a nadie ni contar con nadie que entienda esto y nos ayude.
CODEPENDENCIA:
Familiar – Le puedo salvar si me dedico a él/ella más.
DESEO DE CONTROL:
Familiar – Si le pongo límites y pautas, si le grito, si soy amable, si… lo podré cambiar.
IMPOTENCIA:
Familiar – No consigo cambiar a mi familiar afectado ni librarme de mis sentimientos hacia él.
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