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La importancia del Postratamiento para la recuperación de adicciones




La recuperación de las adicciones resulta una tarea compleja, que demanda numerosos recursos a los sistemas de salud que implementen estrategias para intervenir sobre este importante problema. Los enfoques son varios, que van desde la reducción de daños hasta la abstinencia completa.


Un estudio determinó que el 45% de las personas que declaran haber resuelto sus problemas con el alcohol y otras drogas se habían incorporado a grupos de ayuda mutua de 12 Pasos. La cifra no es poca cosa si se entiende casi el 10% de la población de ese país (más de 300 millones de habitantes), declaró haber buscado algún tipo de ayuda para superar este problema.


Sin embargo, para otros, el internamiento en un centro que les permita la recuperación en un entorno seguro resulta fundamental. Si tomamos los resultados del estudio anteriormente citado, más de ¼ de las personas que buscaron ayuda en estos grupos no pudieron detener el consumo a base de reuniones y programas: necesitaron internamiento.


Es que gestionar el deseo de consumo y mantener la abstinencia no es una tarea fácil, ni siquiera en un centro de tratamiento. La alta tasa de abandono de un tratamiento residencial en sus primeras etapas es una prueba de ello. Un análisis de más de 100 estudios reveló que alrededor del 40% de 200.000 pacientes evaluados, terminaba abandonando el tratamiento.


Cuando el “final” es un nuevo comienzo.


Una vez que se ha culminado el tratamiento residencial otro problema añadido es la prevención de recaídas. Se ha estimado que las tasas de recaídas suelen ser altas durante todo el primer año. Según un seguimiento de ocho años a más de 1000 pacientes, solamente el 36% de los pacientes que terminan un tratamiento, logran mantenerse abstinentes al final del primer año.


Para los que logran superar su primer año sin recaer, las cifra los que se mantienen abstinentes mejoran sustancialmente, llegando al 65% al finalizar el segundo año y superando el 85% a partir del quinto año. Por tanto, el seguimiento y la atención profesional durante el primer año de postratamiento resulta fundamental.


En la Clínica Recal para el Tratamiento de Adicciones, cuando el paciente termina su tratamiento residencial, se le invita a seguir un programa de postratamiento denominado Fase 2. Las cifras de mantenimiento de la abstinencia al finalizar el primer año supera con creces el 50% de los pacientes.


Un estudio realizado en un centro que sigue el mismo modelo de tratamiento reveló interesantes asociaciones entre el apoyo terapéutico y de los grupos de ayuda mutua en casi 300 jóvenes de 18-25 años. El 75% de los pacientes presentaba trastornos por consumo de alcohol y cannabis, aunque también se reportaron trastornos por consumo de opioides y cocaína. El tiempo medio del tratamiento residencial fue de 26 días, que es tres veces menor que el de la Clínica Recal.


La muestra elegida es bien complicada, pues jóvenes suelen presentar una baja motivación hacia el tratamiento. También las tasas de implicación y retención suelen ser bajas si se las compara con las de adultos de mayor edad.


Dejar de consumir VS aprender a vivir sin consumir.


La abstinencia durante el tratamiento y seguimiento fue la variable principal que se pretendía predecir el citado estudio. La abstinencia fue comprobada mediante la realización de analíticas periódicas y se evaluó el efecto de un grupo de variables en los meses 1, 3, 6 y 12 del seguimiento.


En primer lugar, se tomó en consideración el número de sesiones, tanto individuales como grupales, recibidas durante el postratamiento, el número de semanas que duró el mismo. También se calculó el porciento de días en tratamiento residencial y fuera de este, respectivamente.


Otro tema de análisis fue la medicación con acción directa sobre el trastorno en cuestión. De igual forma, fue tomado en consideración el grado de participación en grupos de ayuda mutua. Por último, se incluyó la motivación por la abstinencia.


Al terminar el primer año solo el 42% de la muestra logró mantenerse abstinente. Las cifras descendían desde el 75% al terminar el primer mes, hasta el 64% al tercero y llegaban al 54% al sexto. En cada uno de los cortes, se perdía alrededor del 10% de los pacientes. Sin embargo, la importancia de los cuidados de postratamiento en un entorno seguro (ej. piso de medio camino) y la implicación en los grupos de ayuda mutua marca la diferencia.


En aquellos casos con bajos índices de seguridad en su entorno de vida y baja implicación en las actividades de los grupos de ayuda mutua, solo el 14% logró llegar abstinente al año. Por el contrario, cuando se combinaron una alta implicación en los grupos de ayuda mutua y la posibilidad de vivir en un entorno seguro, las cifras de abstinencia alcanzaron el 73% de los pacientes.


Tratamiento residencial y asistencia a grupos de ayuda mutua.


Al tomar en consideración la asistencia a grupos de ayuda mutua, la tasa de mantenimiento de la abstinencia en aquellos pacientes que habían realizado un tratamiento residencial se duplicaba a los 30 días, era cuatro veces mayor a los 60 días y 8 veces superior a los 90 días. Estos resultados pueden verse influidos tanto por la duración del tratamiento como por la motivación que el paciente tenga al inicio.


Con relación al efecto temporal de esta intervención, los resultados revelaron que existía relación del tratamiento residencial con la abstinencia hasta el sexto mes del seguimiento, pero en el mes 12 esta relación desaparecía. Ello quizás sea un indicador del alcance temporal del efecto de este tipo de intervenciones y que, para mantener la abstinencia a partir del sexto mes, tras culminar un tratamiento residencial, sea necesario apoyar la recuperación con otros recursos.


Muchos adictos en recuperación denominan “calentar la silla” al acto de ir a las reuniones, pero sin involucrarse en el proceso. Los investigadores proponen una categoría más elevada que es la implicación en las actividades del programa de 12 Pasos. Ellose mide no solo por la asistencia a grupos sino por la participación en otras actividades como reuniones con el padrino o madrina, quedar con compañeros o hablar por teléfono con ellos, entre otras.


Los resultados del estudio revelaron que mientras mayor sea el número de actividades en las que un adicto en recuperación se involucre, mayor será la probabilidad de mantenerse abstinente. Al compararlo con no realizar ninguna actividad,la probabilidad de mantenerse abstinente se incrementa 1.26 con una, 1.59 con dos, hasta llegar a triplicarse con cinco actividades.


Con respecto al efecto de la participación en actividades de grupos de ayuda mutua, los resultados de la abstinencia muestran relación con la misma en el mes, 1, 6 y 12, pero no en el tercer mes. Este dato resulta muy importante para que los terapeutas estén alertas en este período de tiempo, dado que un número importante de recaídas ocurre en este momento.


El efecto de las sesiones individuales sin trabajo grupal.


Asistir a sesiones individuales ayuda más que la mera intención de no consumir sentado en casa sin hacer nada más. Muchos estudios coinciden en que se necesitarían dos o tres cada semana para observar “algún efecto” y nunca sería tan elevado como el que se ha descrito para el tratamiento residencial.


Los resultados del estudio también revelaron que, con relación a aquellos pacientes cuyo promedio de actividades semanales era cercano a cero, una actividad semanal incrementaba en 1.25 la posibilidad de mantenerse abstinente, dos actividades semanales subían este índice hasta 1.5 y con tres actividades semanales la probabilidad de mantener la abstinencia se duplicaba.


Los resultados también mostraron queuna parte importante de la probabilidad de mantenerse abstinente mediante la asistencia a sesiones individuales podría ser explicada por cuánto se involucre el adicto en recuperación en los grupos de ayuda mutua y no por el efecto de la terapia en sí. Por tanto, quizás un buen objetivo de la terapia individual en este modelo sería (entre otros), motivar al paciente a involucrarse en estas actividades de ayuda mutua y analizar los obstáculos que la impiden.


A modo de conclusión


Existe un grupo importante de personas que pueden mantenerse abstinentes asistiendo solamente a grupos de ayuda mutua.


Para los recién llegados, sería deseable que tuvieran una red de apoyo consolidada a luego de tres meses, pues es un momento crítico.


Para otros la realidad es completamente diferente e ingresar en un centro de tratamiento de adicciones incrementará sustancialmente la probabilidad de mantenerse abstinentes.


Por último, resulta importante mantener un sistema de intervención y apoyo luego de culminar un tratamiento interno en una clínica de recuperación de adicciones.


¡Feliz semana!

Boris C. Rodríguez-Martín PhD

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