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La epidemia de los opioides 2020-2021: adicción, muertes y barrios zombis

Actualizado: 23 nov 2021




La epidemia de los opioides tristemente acapara titulares año tras año. No son pocos los medios que se han hecho eco del trágico saldo que ha dejado solamente en los Estados Unidos entre abril de 2020 y el mismo mes de 2021: ¡100.000 muertes! Tampoco debe pasarnos desapercibida la tragedia humana y social que se muestra con la noticia de la existencia del llamado “Barrio Zombi” en Filadelfia.


Hace algún tiempo comentaba en un post que la epidemia nunca había desaparecido desde su aparición en los años 70 del pasado siglo XX, sino que dejó de cebarse en Europa y los Estados Unidos entre la población blanca de clase media. Mi análisis se enfocaba en que algunos medios se estaban refiriendo a una “nueva epidemia”.

Usando las estadísticas de la OMS pude ver una realidad sesgada por el racismo y la exclusión social. La epidemia de la heroína y otros opioides se desplazó a Asia y África durante casi dos décadas (1990-2010), pero dejó de ser noticia en los grandes medios. El interés ha resurgido cuando ha vuelto a cambiar el perfil del consumidor, las sustancias que se demandan y, por supuesto, a afectar a los consumidores de raza blanca.


Por ejemplo, si tomamos en cuenta el perfil del consumidor de la costa este de los Estados Unidos, veremos que el 97% son de raza blanca, contra solamente el 1.4% de raza negra. En fin, los opioides son un gran problema se pueden conseguir con una simple receta y el consumo de muchos no comienza ahora en los poblados, sino en una consulta médica.


Dopesick: ¿aprendemos de la historia?

Muchos hablan de crisis de “opiáceos”, pero debo recordar que todos los opiáceos no son opioides, por lo que creo que este es el término correcto cuando nos referimos a este problema. Los nuevos medicamentos sintéticos prácticamente han dejado obsoleta a la heroína.

En este apartado me gustaría centrarme en el OxyContin (oxicodona) a cuya empresa matriz, luego de 3.000 denuncias y 500.000 muertes, se le impuso una multa de 7.000 millones de euros que nunca pagó a los damnificados por declararse en bancarrota.


La verdad es que para obtener estos datos del OxyContin, solamente he tenido que ver la serie Dopesick y buscar su trasfondo histórico con algunos artículos de prensa que valieron a su autor para un Pulitzer. ¡Estamos hablando de ventas fraudulentes y una empresa que lucró con el sufrimiento y la muerte de cientos de miles de personas!


En otro artículo de prensa encontré un dato escalofriante: este mismo año 2021 la familia responsable de todo este entramado acordó pagar 4.500 millones a cambio de inmunidad legal. No solo se paga una cuantía menor que lo que se había estipulado como multa, sino que aun conservarían un patrimonio de 14.000 millones de dólares obtenido de estas ventas.


Quedó demostrado que esta poderosa empresa compró agentes de la FDA y a cientos de médicos. También lanzó campañas fraudulentas que negaban la evidencia de los problemas que su medicamento generaba.


Si algo he aprendido es que cuando algo da ganancias, no son pocos los que suelen mirar hacia otro lado. Un ejemplo, casi “inofensivo” en comparación, es el de las loot boxes de muchos videojuegos, donde las compañías se resisten a poner mayores controles a pesar de los problemas que se reportan entre adolescentes y jóvenes.


Tampoco el gran incremento de las tasas de suicidio o de intento de suicidio de adolescentes asociadas al uso de Instagram ha parecido ser un freno para Facebook (que ha cambiado su nombre) hasta que fue expuesta en los tribunales por esta y otras razones. Ello me lleva a hacerme la siguiente pregunta: ¿cuál es el “nuevo OxyContin”?


¿Cuáles son los opioides de mayor demanda en la actualidad?

Antes de comenzar a desarrollar esta sección me gustaría decir que el problema del abuso de los medicamentos de prescripción médica va mucho más allá del uso de los opioides. En este mismo blog dediqué un espacio a la epidemia que representa la prescripción de tranquilizantes y lo que ha sucedido en el último año.

Hay una idea que debo repetir, la prescripción de medicamentos para el control de los estados emocionales, lograr relax o aliviar el dolor no sería un problema si no fueran prácticamente el único recurso de muchas personas. Se necesita apoyo psicológico en todos estos procesos y lamentablemente la ratio de psicólogos clínicos en los programas de salud es extremadamente baja (aun en los países que superan la media).


El informe mundial sobre drogas de 2021 de la OMS señala que los dos fármacos opioides para tratar estas adicciones (metadona y buprenorfina) se han vuelto más accesibles con el nuevo mileno. ¡La cantidad disponible para uso médico se ha multiplicado por seis en las dos últimas décadas!


En una nota de prensa del 28 de agosto de 2020 la OMS nos brinda algunas pistas. Cada año se reportan medio millón de muertes como causa directa del consumo de drogas. Pues bien, el 70% están fuertemente relacionadas con el consumo de opioides. ¡Más de 100.000 personas cada año!


Los ejemplos más clásicos de opioides son la morfina, la codeína, el tramadol o el fentanilo. Es este último el que más preocupa en la actualidad, pues es entre 50-100 veces más potente que la morfina. El fentanilo se ha convertido en un villano mediático tras la muerte de Prince por sobredosis en 2016.


Aunque su prescripción está muy regulada se vende en el mercado negro. El mismo informe señala que los traficantes de drogas pueden estar añadiendo fentanilo a la heroína para incrementar su potencia o vendiéndolo en comprimidos falsificados para que parezcan medicamentos oficiales. De esta forma, muchos consumidores de drogas terminan ingiriendo esta sustancia sin saberlo.


Otros datos, cifras y conclusiones para pensar

Muchos de los datos disponibles son del 2016 o 2017, pero como el tema tiende a agravarse, creo que servirán como una guía fiable. Comenzaré con una revisión publicada en Drug and Alcohol Dependence sobre la prevalencia y los costos de las visitas a urgencias relacionadas con el consumo de opioides en los Estados Unidos.


Pues bien, de los casi 3 millones de visitas a urgencias relacionadas con el consumo de opioides, casi el 30% de las mismas eran por sobredosis. Se estima que estos datos representan 1 de cada 80 visitas. No es poca cosa si tomamos en consideración todas las causas que nos pueden llevar a requerir servicios médicos de urgencia.


Tampoco el coste es bajo. El coste de la atención a estas visitas ascendía a 5.000 millones cada año. Me pregunto cuánto sería si se invirtiera más en la prevención y cuánto costaría financiar los programas preventivos. Pienso sinceramente que, si no se impone un enfoque preventivo, los programas de salud pública serán insostenibles en poco tiempo para cualquier gobierno por rico que sea el país.


Y hablando de prevención, otro estudio publicado en JAMA Pedriatics identificó la prevalencia y los factores que predisponen al uso de opioides. El estudio abarcó a más de 1000 personas cuya infancia y adolescencia transcurrió entre 1993 y 2015.

A la edad de 30 años, el 25% de las personas evaluadas había usado algún tipo de opioides (no incluye heroína) y de estos el 9% lo hacía de forma semanal. El perfil de este consumidor de opioides se componía, desde un punto de vista del desarrollo, de individuos que comenzaron a fumar y que mostraban cuadros de depresión crónica desde la adolescencia.


En fin, cuándo entenderemos que prevenir es mejor que curar. A los sistemas de salud les compensaría con creces invertir en Programas Preventivos en el área de las adicciones. Por último, deben existir mayores controles en la prescripción de opioides en las consultas médicas. Quizás deberíamos repensar la importancia del rol del psicólogo clínico y de la salud para el seguimiento de muchos de estos casos.


¡Feliz semana!





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