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Derribar el estigma de las adicciones



Además de brindar asistencia, tratamiento y apoyo a la recuperación de numerosas personas y familiares que sufren la enfermedad de la adicción, otro de los objetivos de la Fundación Recal consiste en disminuir el estigma social que esta enfermedad acarrea.


La palabra estigma se refiere originalmente a la presencia de una marca en el cuerpo con origen diverso. Por ejemplo, la marca que se hacía a los esclavos o a los criminales con un hierro candente. También puede ser una marca física de nacimiento o la que deja una enfermedad.


En el siglo XX la palabra estigma evoluciona y se acuña el término de “estigma social” para hacer referencia a “marcas invisibles”. Básicamente, hace referencia a un atributo por el cual un individuo es etiquetado de manera negativa y que determina su inclusión en un grupo social determinado. En fin, define nada menos que la identidad social de una persona.


Existen tres tipos de estigma que se encuentran dirigidos a señalar aspectos negativos del cuerpo, carácter u origen (etnia, religión o nacionalidad) de una persona. La reacción “natural” de la sociedad cuando identifica cualquiera de estos estigmas consiste en aislar, distanciar o excluir a esta persona o grupo. Recordemos que desde un punto de vista cognitivo solemos establecer juicios sobre la base de clasificaciones, dado que contribuye a nuestra economía de recursos.


El estigma de la adicción (así como de otros muchos problemas de salud mental) encuentra su lugar dentro del estigma del carácter. “Es un problema de falta de fuerza de voluntad, la persona no quiere cambiar”, es la conclusión simplista a la que muchos suelen llegar, incluido los que la padecen y sus familiares.


Ser clasificado como “borracho” o “adicto” por el colectivo tiene importantes y visibles connotaciones sociales. El estigma es una de las causas por las que muchas personas tardan en reconocer el problema y buscar ayuda. Saben que tiene un problema, pero temen ser estigmatizadas. En este post me gustaría analizar este tema desde diferentes aristas.


Tipos de estigma que enfrentan las personas que padecen adicciones

El estigma de una persona que sufre una adicción trae consigo desigualdad, discriminación y exclusión social. Diversos autores y organizaciones, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), han definido tres tipos de estigma:


1. Estigma Público: se trata de aquel que cuenta con una aprobación social e implica una discriminación directa. Se llegan a negar derechos fundamentales de las personas estigmatizadas como el derecho al trabajo, la atención sanitaria o el acceso a una vivienda digna.


2. Estigma Estructural: implica la exclusión de un colectivo concreto debido a la posición que ocupa dentro de la sociedad. El estigma de la pobreza o el de las personas sin hogar son ejemplos claros. Es la pescadilla que se muerde la cola, porque se convierte en la propia explicación para justificar una mayor exclusión y marginalización.


3. Autoestigma: la propia persona ha interiorizado los estereotipos, el estigma y se autodiscrimina. En este sentido, la persona asume la etiqueta (ej. “adicto”) como la propia esencia de su identidad que invisibiliza el resto de las áreas relevantes que también la conforman. Este estigma es muy peligroso porque hace que la persona se autoexcluya y se discrimine a sí misma.


En el área de las adicciones también existe la necesidad de actuar sobre el impacto del estigma dentro de los propios profesionales de la salud mental. Recordemos que el mundo es mucho más grande que España o Europa. Debemos pensar que en muchas partes del mundo los juicios que se realizan sobre una persona que padece una adicción tienen un carácter mucho más ético y moral que clínico.


Por cierto, no son pocos los estudios que se han realizado sobre este tema, cuyos resultados están siendo divulgados por importantes organizaciones como el National Institute on Drug Abuse o la Red Iberoamericana de Organizaciones No Gubernamentales que Trabajan en Drogas y Adicciones. Aunque se ha avanzado mucho, se señala que aún persiste poca comprensión y mucha discriminación por parte de un grupo de profesionales sanitarios.


Esto, por supuesto, se convierte en otra barrera para pedir ayuda. Al no comprender los límites de la eficacia de los propios tratamientos o las causas asociadas a las frecuentes recaídas, los propios profesionales pueden contribuir a generar en los pacientes una sensación de falta de autoeficacia, así como otros problemas de autoestima.


La vergüenza causada por las recaídas y la percepción de incapacidad de hacer un buen uso de los tratamientos, generada por la falta de conocimiento del proceso o expectativas poco realistas, contribuyen a hacer que muchos pacientes se desmotiven y abandonen el tratamiento. Esto es otro factor que contribuye a reforzar el estigma de las adicciones.


El trabajo de la Fundación Recal para disminuir el estigma

La Fundación Recal lleva alrededor de 20 años realizando un concienzudo trabajo para disminuir el impacto del estigma asociado a la enfermedad de la adicción en todos los niveles. En primer lugar, el trabajo de información a pacientes y familiares, donde se aborda la adicción como enfermedad constituye un buen ejemplo.

Otro punto a favor radica en ofrecer un tratamiento profesional y personalizado, que explica los diferentes aspectos de la cronicidad de esta enfermedad y aborda la recuperación como un proceso. En este sentido, ajustar las expectativas de pacientes y familiares a través de un programa estructurado con varias fases, resulta fundamental.


El trabajo de seguimiento a nuestros pacientes una vez que terminan su fase residencial y el apoyo que representa el Grupo de Postratamiento, resultan otros elementos donde se puede obtener retroalimentación del proceso y continuar con la prevención de recaídas.


El trabajo con la familia es otro elemento medular en este proceso. La Fundación ofrece dos grupos gratuitos a la semana, especialmente dirigidos a para familiares de personas que padecen la enfermedad de la adicción, donde se ofrece psicoeducación y apoyo emocional a todo aquel que familiar que solicita ayuda y va más allá de los familiares de los pacientes de la Clínica Recal.


También cuenta con un programa para jóvenes, y ofrece charlas de prevención en diferentes colegios e instituciones. Este sistema alcanza colaboraciones con diversas empresas y en convenio con la Fundación La Caixa se favorece la reinserción laboral y social de muchos pacientes de la Clínica Recal.


Por último, se facilita el contacto con los grupos de ayuda mutua de 12Pasos tanto a pacientes como familiares. Como expondré más adelante, aunque el cambio no se produce de la noche a la mañana, el estigma (sobre todo el autoestigma) asociado a la palabra “adicto” se atenúa con mayor facilidad cuando se le agrega el atributo “en recuperación”.


Adicto en recuperación: vencer el autoestigma con un cambio en la identidad social

Como había señalado previamente, no solo es necesario vencer el estigma con el que la sociedad señala a las personas que padecen una adicción, sino que también resulta necesario vencer aquel que la propia persona que la padece ha interiorizado. Las consecuencias negativas del autoestigma acarrea un grupo de consecuencias sociales, de salud y psicológicas.


Dentro de las sociales se encuentran los problemas relativos a la exclusión social, desigualdad, desempleo y, por supuesto, los que ocurren en el ámbito de la familia. Los problemas de salud guardan relación con el empeoramiento de la enfermedad (que interactúan con el riesgo de contraer otras enfermedades), la negativa a buscar ayuda o la baja adherencia al tratamiento, entre otros.


Por último, dentro de las consecuencias psicológicas encontramos los sentimientos de culpa, vergüenza, ansiedad, rabia, autorreproche y disminución de la autoestima y la autoeficacia. Debido a ello, la psicoeducación debe orientarse a mostrarle a la persona que padece esta enfermedad que puede elegir entre estar en activo o en recuperación.


El atributo en recuperación no cambia el mundo, pero puede cambiar el mundo de una persona, su familia y sus allegados. Cuando se elige asumir un cambio en la identidad social y aceptar la definición de “adicto en recuperación” se está dando el primer paso para vencer el autoestigma.


A modo de conclusión

Disminuir el estigma que la enfermedad de la adicción tiene en la sociedad es uno de los objetivos de la Fundación Recal.


Por estigma social se entiende un atributo por el cual una persona es etiquetada de una forma negativa tomando en cuenta determinados aspectos de su cuerpo, carácter u origen (etnia, religión o nacionalidad).


El estigma de la adicción encuentra su lugar dentro del estigma del carácter. Según la OMS se puede clasificar de tres formas: público, estructural y autoestigma.

Asumir un cambio en la identidad social de “adicto en activo” a “adicto en recuperación” es una forma efectiva de reducir o vencer el autoestigma.


Las acciones de la Fundación Recal para disminuir el estigma asociado a la enfermedad de la adicción se estructuran en varios niveles: informativo, preventivo, asistencial y divulgativo.


¡Feliz semana!





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