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¿Debe promoverse el consumo de alcohol para recaudar impuestos?




Revitalizar la industria o encontrar nuevas fórmulas para recaudar más impuestos suelen ser objetivos estratégicos de cualquier gobierno. Sin embargo, en casos como el que está ocurriendo en Japón con la industria del Sake y otras bebidas espirituosas merece, al menos, un análisis en este Blog.

Cuando vi la noticia en la tele en su momento pensé que podía tratarse de una broma o un error; pero no todo es blanco o negro. Por un lado, Japón es un país que ha logrado lo que para otros parece un sueño, reducir el consumo de alcohol en los jóvenes prácticamente a cero. Por otro, el declive de una industria que genera grandes ingresos al gobierno y cientos de miles de puestos de trabajo no es un tema menor.

Debido al contenido e impacto, lo inusual de la noticia y por ser la propia Agencia Tributaria de Japón la que ha lanzado la campaña, dudo que exista algún medio de comunicación que no se haya hecho eco de ella. El problema no es sencillo porque involucra elementos culturales de calado.

Por ejemplo, el Sake no es solo una bebida que se produce a partir de la fermentación del arroz, sino que es una parte muy importante en la cultura y las tradiciones de ese país. La campaña solo tiene como objetivo educar a los jóvenes en el consumo moderado de este tipo de bebidas y no promueve el consumo excesivo. ¡Faltaría menos! Pero como suele decirse, de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.

No es la inmediatez o la informar el objetivo de este post. Pasará un tiempo desde que lo escriba hasta que se publique en el sitio Web de la Clínica Recal para el Tratamiento de las Adicciones. El objetivo de este post es que podamos reflexionar sobre un tema tan sensible y complejo.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

La situación actual es que la recaudación proveniente de las ventas de bebidas alcohólicas en 2020 apenas representaba el 1.7% del total de los ingresos fiscales, cuando en 2011 eran el 3% y en 1980 el 5%. En los últimos 30 años el consumo de alcohol en la población ha experimentado una caída de 100 a 75 litros por persona al año.

Entender cuáles son los factores responsables de estos índices de abstinencia en los jóvenes y que están poniendo en jaque la supervivencia de una industria que parecía ser “a prueba de balas” resulta un elemento importante.

Podría pensarse que el éxito los planes de los organismos de salud del gobierno para reducir el consumo alcohol puedan ser en gran parte responsables de la situación actual. No obstante, si tomamos en cuenta los resultados parciales (publicados en 2019) de un Plan lanzado en 2012 para reducir el consumo excesivo de alcohol en la población, podría decirse que fueron bastante modestos.

De hecho, en ese momento Japón casi un 30% de la población (30 millones de personas) tenía un consumo de alcohol que podía considerarse de riesgo. La misma fuente sugiere que la cifra de consumo de alcohol en 2019 estaba experimentando incrementos al ser comparada con los datos de 2010.

Al parecer, la COVID-19 lo puso todo patas arriba. Las autoridades señalan que la combinación de los hábitos de consumo que se generaron durante la Pandemia de la COVID-19 y el elevado envejecimiento poblacional han influido notablemente en la disminución de la venta de alcohol. Los datos de diferentes organismos internaciones estiman que el 30% de la población de Japón supera los 65 años.

Otro factor radica en la baja tasa de natalidad y otras dificultades que tiene que enfrentar el país para encontrar personas jóvenes para determinados puestos de trabajo. En fin, para no liarme diré que quizás no se trata tanto de programas de prevención efectivos sino de que hay menos clientes. Pensemos que hay muchos menos nacimientos y los mayores deben beber menos por problemas de salud.

¿Qué es lo que se desea y cuál es la demanda?

“Sake Viva” es una convocatoria para pedir a jóvenes entre 20 y 39 años ideas que permitan revitalizar el consumo de bebidas alcohólicas. Uno de los objetivos declarados incrementar el conocimiento entre la población sobre los problemas que está atravesando el sector. Aunque la economía es una fuerte motivación, como ya he dicho, la cultura y la tradición también están en riesgo.

El plazo sigue abierto en el momento que escribo estas líneas y a mediados de septiembre sabremos cuál es la idea ganadora. Es probable que escriba otro post sobre el tema en ese momento. Para los organizadores cualquier idea es admisible. Promoción, marcas, planes o todas juntas usando los recursos de la Inteligencia Artificial. ¡La situación es desesperada!

Ya se han realizado algunas sugerencias que involucran a los famosos, ya sean personas reales o personajes de la realidad virtual, en la promoción de las bebidas alcohólicas. Realmente no creo que sea una meta muy difícil de alcanzar, pero me preocupan sinceramente los efectos colaterales y el precedente que abren para otros países donde el abuso de alcohol sigue siendo un problema.

¿Debemos despertar a la bestia?

Reducir o eliminar la publicidad y promociones a industrias tan poderosas como las del alcohol y el tabaco ha costado décadas de lucha. No han sido pocas las batallas las asociaciones de pacientes, familiares, médicos, investigadores, académicos, legisladores, políticos y abogados que han tenido que librar para para llegar al lugar donde estamos.

Salvar una industria, las ganancias y los empleos que genera es necesario, sobre todo si están en juego la cultura y las tradiciones. Sin embargo, quizás el camino elegido por Japón no sea el más sensato, ni probablemente ético.

Hoy día lo conseguido con la industria del tabaco o el alcohol no se logra con la del juego, los videojuegos o el cannabis, en los países donde es legal su venta y comercialización con fines recreativos. Las empresas deben buscar rentabilidad y ganancias y, como nos muestra la historia, pocas veces se detienen ante temas éticos para lograrlo.

Recientemente, en los Estados Unidos grandes firmas de supermercados han sido multadas por su papel en la venta de potentes opioides. Basta ver la serie Dopesick en Disney Plus para hacernos una idea de hasta dónde llega el tema.

Tampoco el mundo de los videojuegos está exento de polémica. Puede parecer un tema menor, pero los litigios de varias grandes compañías de videojuegos con un grupo de gobiernos para limitar la venta de loot boxes a menores (a sabiendas del gran riesgo que representan para el desarrollo de una ludopatía) es un gran ejemplo de ello.

Ahora mismo la promoción del vapeo de cannabis va camino a convertirse en otro problema para muchas sociedades. En muchos estados donde es legal, ni siquiera se pone una etiqueta de advertencia sobre los efectos adversos que puede suponer vapear un aceite con un 95% más de concentración de los componentes tóxicos de la planta.

Ello se debe en parte a que la incipiente, pero ya poderosa industria del cannabis se niega a que se le impongan lo que denominan “límites arbitrarios de potencia”. Al ser legal, muchas personas suponen que es menos peligroso y tienden a ser más permisivos con su consumo, cuando en realidad es todo lo contrario.

En fin, Japón necesita revitalizar la industria de sus bebidas alcohólicas luego de la pandemia; pero quizás debería buscar otras vías que no impliquen autorizar campañas que promocionen su consumo entre los jóvenes. ¡Pan para hoy, hambre para mañana! En fin, mucho para pensar.

¡Feliz semana!

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