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Conducir bajo los efectos del alcohol y otras drogas




Durante la última década, los accidentes de tráfico se cobran más de 1000 vidas cada año las carreteras de España. Eso sin contar las múltiples lesiones de distinta gravedad y el resto de las discapacidades de las que son causa directa.


Aunque estas cifras están lejos del pico máximo que llegó a superar las 5000 muertes por año, observado en el quinquenio ubicado a finales de los 80’ e inicios de los 90’ del pasado siglo, siguen siendo preocupantes. Denota que, aunque mucho se ha trabajado y logrado en la reducción de los siniestros por esta causa, queda aun mucho trabajo por hacer.


En 2021 las muertes se redujeron en casi un 10% con respecto a 2019, pero la cifra de fallecidos de personas jóvenes entre 15 y 24 años se incrementó. Recordemos que los datos de 2020 no reflejan esta tendencia, pues fue el año del confinamiento y otras restricciones a la movilidad.


En este sentido, prevenir que aquellas personas que han consumido alcohol u otras drogas se pongan al volante resulta fundamental. En el caso de las drogas no solo hago referencia a las ilegales como la cocaína o la heroína, sino también a las legales como los ansiolíticos.


Por ejemplo, se estima que de cada 100 accidentes mortales que ocurren en España entre el 30-50% están directamente relacionados con el consumo de alcohol. Solamente igualando las tasas permitidas para conductores noveles (0.3 gr/l en sangre) o la del resto (0.5 gr/l) la probabilidad de sufrir un accidente de tránsito se duplica. Esta probabilidad es cinco veces mayor si se llega a 0.8 gr/l, nueve al llegar a 1.5 gr/l, veinte al incrementarla a 2.5 gr/l y 40 si se superan los 3 gr/l.

Dependiendo de un grupo de variables biométricas, beber dos botellines de cerveza podría ser suficiente para que algunas personas den positivo en un control. Vale la pena recordar que existen sanciones en dependencia de el nivel de alcohol que se detecte en sangre que van desde la suspensión del derecho a conducir hasta la privación de libertad.


Sobre el tema del alcohol conocemos bastante, aun cuando muchos decidan hacer oídos sordos. Sin embargo, no existe tanta claridad cuando se trata de otras drogas ilegales como la marihuana o legales como los ansiolíticos. Dedicaré este post a abordar este tema.


El efecto de los ansiolíticos


Muchos medicamentos de prescripción regular se encuentran directamente relacionados con numerosos accidentes de tránsito. Veamos en este post que dicen los estudios sobre el efecto de los ansiolíticos.


Como he venido destacando en varios posts precedentes. El consumo de ansiolíticos es un gran problema en España tanto para los adultos como para los adolescentes. ¡Dos de cada diez adolescentes consumen ansiolíticos al menos una vez cada mes! Y estas cifras se incrementan en los adultos que, en definitiva, son los que tienen permiso para conducir.


Los ansiolíticos son el comodín de médicos y psiquiatras en un sistema de salud que no apuesta por la intervención psicológica dentro de sus servicios de salud mental. Muchos estudios señalan que el uso de estos medicamentos como recurso único y fuera de un sistema combinado con la intervención psicológica condena a muchas personas al abuso y la dependencia.


En relación con los accidentes de tránsito, un estudio longitudinal llevado a cabo en Francia detectó que la probabilidad de sufrir un accidente mortal bajo los efectos de los ansiolíticos era tres veces mayor que la aquellos que no los habían ingerido.


Un estudio realizado en Italia, donde se realizaron análisis toxicológicos de sangre a más de 1000 conductores involucrados en accidentes de tráfico. Luego del alcohol, la mayor prevalencia correspondía a las drogas de prescripción médica (13.6%), más del doble de la correspondiente a las drogas ilegales (5.5%).


Dentro de los medicamentos de prescripción médica destacaban las benzodiazepinas, presentes en el 7.3% de la muestra. También destacaban factores relacionados con el sexo, dado que el número de mujeres era significativamente superior al de los hombres y la edad, donde los mayores de 60% mostraban mayores tasas que sus contrapartes de menor edad.


¿Qué ocurre con el cannabis?


He escrito varios posts sobre el tema de los mitos y la realidad sobre el consumo de cannabis. Uno de los últimos ocurrió a raíz del debate acerca de su legalización en el parlamento de España.


Sobre el tema que nos ocupa, lo cierto es que en la última década se ha registrado un incremento los accidentes de tránsito directamente relacionados con el consumo de cannabis. Aunque un número mayor de estudios es aún necesario, se estima que la probabilidad de tener un accidente mortal bajo los efectos del cannabis es aproximadamente el doble que estando sobrio.


Con respecto al incremento de la siniestralidad, tenemos alguna que otra pista que nos indica que no es una buena idea conducir bajo los efectos del cannabis. Por ejemplo, un estudio llevado a cabo en los Estados Unidos mostró que en el año 2000 solamente el 9% de las muertes en accidentes de tránsito estaban directamente relacionadas con el consumo de cannabis; sin embargo, en el año 2018 esta cifra se había elevado al 22%.


Uno de los problemas que enfrentan estos estudios es que resulta difícil saber si las tasas detectadas obedecen a un consumo previo al accidente. Ello ocurre porque el cannabis puede permanecer en los tejidos grasos hasta 28 días después de haberlo consumido.


Otro elemento que hace más difícil establecer resultados es la forma de consumo, pues si consumir un porro o fumar una pipa muestra efectos casi inmediatos y que desaparecen luego de varias horas, ello se contrapone a comer un alimento que lo contenga, donde el efecto tarda más en notarse. Muchos pasan el rato bien y se sientan al volante un rato después, precisamente cuando no deberían hacerlo.


Por último, el consumo de cannabis distorsiona la percepción de seguridad y peligro. Un estudio experimental publicado este mismo año y realizado con consumidores habituales puso a prueba esta hipótesis. Se les pidió a los participantes que se drogaran tanto como desearan durante 10 minutos. El consumo mínimo establecido fue de cuatro bocanadas. Las comparaciones se realizaron contra un grupo placebo.


Durante el día y a diferentes intervalos, se sometió a los participantes a un grupo de pruebas de conducción. Pues bien, a los 30 minutos de haber consumido menos del 50% se consideraban aptos para conducir. Sin embargo, pasada una hora y media la cifra de aquellos que se consideraban aptos escaló hasta el 70%.

Lo interesante de este resultado es que el rendimiento al volante era igual de malo a los 30 que a los 90 minutos de haber consumido cannabis. La única diferencia radicaba en la percepción de seguridad, no en el desempeño.


Al parecer a los 90 minutos existe una percepción de que el efecto del cannabis ha pasado y que se puede conducir sin problemas, cuando la realidad del desempeño muestra que no ha ocurrido así. En fin, que no resulta una buena idea ponerse al volante durante las tres primeras horas que siguen al consumo de cannabis.


A modo de conclusión


Conducir bajo los efectos del alcohol y otras drogas representa un gran peligro para la seguridad vial. Se ha estimado que, en España, de cada 10 muertes por accidente de tráfico, entre 3-5 están directamente relacionadas con el consumo de alcohol.


Es importante resaltar que muchos medicamentos de prescripción médica afectan la conducción y, por tanto, tienen una estrecha relación con los accidentes de tránsito. Algunos estudios los ubican como segundos en prevalencia después del alcohol.


Por último, resulta necesario estudiar con mayor profundidad los efectos del consumo de cannabis sobre la conducción en especial por el incremento de las tasas de accidentes donde se encuentra presente.


Recientemente ha podido demostrarse experimentalmente, que el consumo de cannabis afecta el desempeño en la conducción y distorsiona la percepción de riesgo a dos horas de haberlo ingerido. Apenas 90 minutos después de un consumo moderado, las personas mantienen el mal desempeño al volante, pero son menos conscientes de ello.


Cero es la cantidad más segura de alcohol y drogas que debemos tener para ponernos al volante. Tanto por la seguridad propia como por la de los demás.


¡Feliz semana!

Boris C. Rodríguez Martín PhD.



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